Durante 37 años, los Joven Clubs de Computación y Electrónica de Santiago de Cuba han brindado compañía tecnológica a la población, predicando el buen uso de las plataformas digitales. Estos clubs han sabido posicionarse en aras de lograr vincular la transformación digital con labores de impacto social y comunitarias.
La computadora de la familia santiaguera tiene dentro de su quehacer nueve proyectos sociales, que involucran a niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas adultas mayores.
Transmitir luz, armonía y entretenimiento a pacientes pediátricos con tratamientos de hemodiálisis es una maravilla que se personifica a través de juegos interactivos y películas animadas, donde los niños reciben horas de extenso amor. Este proyecto, como su nombre lo indica, ofrece lo último que se pierde: la esperanza.
Recientemente, los pacientes vinculados al proyecto «Esperanza» del Hospital Docente Pediátrico Dr. Juan de la Cruz Martínez Maceira, más conocido como «La Ondi», recibieron la visita de Mayra Arevich, ministra de Comunicaciones, junto a Ernesto Rodríguez, viceministro de Telecomunicaciones, y Adolfo Martínez, vicepresidente de inversiones de ETECSA. Estas autoridades intercambiaron no solo con los pacientes, sino que también establecieron comunicación con médicos y familiares sobre el uso adecuado de las TIC, fomentando en los niños y niñas la pasión por futuras carreras afines.
Existe un vínculo emocional y social de los Joven Clubs de Computación con el hogar para niños sin amparo familiar localizado en San Mateo, donde el proyecto «Esperanza» incide de manera educativa en estos infantes, al brindarles la oportunidad de interactuar con películas formativas y una amplia gama de aplicaciones de intercambio a través de tabletas.
La primera infancia es la etapa donde se desarrollan habilidades cognitivas y motoras. ¿Qué mejor manera de mostrar el universo virtual a los pequeños de la casa que a través del vínculo con las tecnologías de la información y la comunicación? Es por ello que el proyecto «Hago lo que quiero con las TIC», en conjunto con los círculos de interés «Tecnología para construir sueños» y «Tecnologías coloridas» pertenecientes a la escuela primaria Carlos Manuel de Céspedes, aportan herramientas útiles en el aprendizaje de los niños y niñas que cursan el nivel preescolar y círculo infantil, además de generar creatividad y fomentar la expresión artística.
La fina línea de la juventud a la vejez se hace más densa gracias al trabajo de los Joven Clubs, pues a través del proyecto «Nueva Vida con las TIC», los adultos mayores se sienten parte productiva de esta sociedad que cada día avanza tecnológicamente.
El talento de niños con habilidades en diseño, programación y robótica educativa, así como aquellos que pueden ejercer esas habilidades a pesar de sus discapacidades físico-motoras, es prueba fehaciente del quehacer de los Joven Clubs a través de los proyectos «Una sonrisa feliz» y «De Cuba soy». Ambos proyectos, en conjunto con el proyecto «Sígueme a través de las TIC», generan sociedades con escuelas especiales como la escuela «Amistad Cuba-Vietnam».
Transformar, llevar a la reflexión no solo en el uso correcto y moderado de las tecnologías, sino que la computadora de la familia busca fomentar valores morales que se evidencian a través del proyecto «Patria», el cual trabaja en la integración de jóvenes con conductas impropias, así como las mujeres que tributan a la prostitución y el libertinaje. Este proyecto lleva al cambio en los estilos de vida y aboga por el mejoramiento humano.
Ya sea un cambio a corto, mediano o largo plazo, las motivaciones están presentes y los Joven Clubs de la urbe santiaguera trabajan por un futuro que consolide estos 37 años de transformación digital y social.