Por Omar Pérez Salomón. Tomado de La Pupila Insomne
Los que fueron testigos, aquel 8 de septiembre de 1987, de la fundación por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro, del programa de los Joven Club jamás soñaron que 34 años después se lograra tal resultado.
En esta organización se conjugan como en ninguna las tecnologías con el conocimiento y la cultura. Quizás por ello, en la inauguración del Palacio Central de Computación el 7 de marzo de 1991, Fidel haya escrito: “Siento envidia”, al vislumbrar las posibilidades infinitas de lo que denominó “la computadora de la familia cubana”.
En estos años han prestado importantes servicios a la comunidad, centros de la salud, escuelas y otras instituciones; pero sin dudas su mayor aporte está en la formación que corrobora lo dicho por Fidel:
“El secreto está en el hecho real de que el capital humano puede más que el capital financiero” y lo define como: “Capital humano implica no solo conocimientos, sino también y muy especialmente, conciencia, ética, solidaridad, sentimientos verdaderamente humanos, espíritu de sacrificio, heroísmo y la capacidad de hacer mucho con muy poco” 1.
En los primeros 10 años de funcionamiento aprobaron los cursos impartidos 135 532 personas. En el 2004 se llegó a 600 mil graduados y el primer millón de graduados se logró en el 2006.
Significativo fue el aporte de los Joven Club en los programas de la Batalla de Ideas: Más de 36 mil trabajadores sociales recibieron clases de computación; durante los tres primeros cursos de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), los estudiantes recibieron un curso de familiarización con las principales herramientas informáticas, como parte de su preparación inicial; locales y aulas de la organización sirvieron de espacio docente para impartir un grupo importante de clases y asignaturas en las universidades municipales; participaron en la concepción inicial del programa de los Institutos Politécnicos de Informática, en cuanto a contenidos del plan de estudios y en las propuestas de infraestructura tecnológica, en la docencia y tutoría de los proyectos de grado; y en el programa de enseñanza de la computación en los centros penitenciarios del país, por citar solo algunos.
Fidel, que tanto hizo por poner los avances tecnológicos a disposición de los sectores más humildes de nuestro país, estaría hoy muy feliz al conocer que la graduada cinco millones, fue Yusimí Fernández Burgos, residente en el municipio de San Luis, Santiago de Cuba, profesora de la escuela de enseñanza especial “Carlos Ramírez Corría”.
Vale recordar lo expresado por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el prólogo del libro Viaje a lo infinito2:
“Continuar la informatización de la sociedad es un imperativo para elevar la calidad de vida del pueblo cubano, defender nuestro derecho al desarrollo y al conocimiento y enfrentar con éxito los planes de dominación política y cultural, diseñados en los principales centros de poder del capital transnacional.
“Hemos soñado tanto con proyectos en los que debemos avanzar para modernizar el país que, cuando apreciamos la obra de los Joven Club, los programas en marcha y las ideas futuras, nos llena de optimismo y motivaciones su tremenda contribución en la asimilación de estas tecnologías en bien de nuestro pueblo y la Revolución”.